lunes, 8 de agosto de 2011

La sátira en la poesía venezolana de la década del setenta. Algunos autores.






Carmen Virginia Carrillo


Publicado en: En América Cahiers du CRICCAL. La satire en Amérique latine formes et fonctions.  Volume 2. La satire contemporaine. Nª 38.  Paris: Presses de la Sorbonne Nouvelle. 2008. Pp. 27-33.
En los años setenta, en Venezuela se vive la consolidación democrática del país. La década se inicia con la materialización de los procesos de pacificación de la guerrilla alcanzada por el gobierno de Rafael Caldera. Durante la  primera  presidencia de Carlos Andrés Pérez el país vive  unos años de calma gracias a la bonanza alcanzada por al aumento de los precios del petróleo. 
En la medida en que la disidencia fue cediendo  y las instituciones culturales del Estado abrieron sus puertas a los artistas y escritores disidentes, éstos  pasaron a ocupar cargos en los diversos organismos culturales, editoriales, programas de televisión, revistas y universidades, talleres y becas. Muchos de aquellos artistas y escritores,  que en su momento representaron la insurgente vanguardia literaria,  alcanzaron lugares destacados dentro del campo literario.  
Algunos  de los poetas que se consolidaron en los años setenta habían comenzado a publicar sus trabajos en la década anterior y continuaban en la misma línea discursiva, sin embargo, aquellos que habían optado por el discurso subversivo  suavizaron el tono político y contestatario de sus versos, sin dejar de cuestionar las instituciones, pero haciendo uso de procedimientos textuales como de la ironía,  a través de los cuales demostraban su desacuerdo con los acontecimientos que ocurrían en el país, de una forma menos directa. Muchos de ellos alcanzaron la madurez de su escritura en las décadas posteriores.
Ya desde los años sesenta, tanto en Venezuela como en el resto de América, la poesía había adquirido fuertes vínculos con la historia contemporánea,  las vivencias inmediatas,  la ciudad y la cotidianidad en general. A su vez, algunos escritores, entre ellos los poetas, buscaban evaluar  la historia nacional y el acontecer socio-político arremetiendo contra ciertos vicios de la sociedad. A través de un humor a veces corrosivo, se enjuicia las convenciones de diversa índole, y se desmitifica a los grandes íconos de la vida pública nacional. 
En algunas de las manifestaciones de la poesía de los años setenta encontramos una marcada tendencia hacia el esteticismo, la poesía breve, elaborada y reflexiva. Nombres como el de Alfredo Silva Estrada, Eugenio Montejo, María Fernanda Palacios dan cuenta de estas tendencias. El gusto por el orientalismo tiene en Rafael Cadenas uno de sus más extraordinarios exponentes. Poesía intimista opuesta al exteriorismo de los años  sesenta, que todavía prosperaban entre algunos escritores cercanos al grupo artístico-literario El Techo de la Ballena.  Javier Lasarte le adjudica los siguientes rasgos: “Imagen del imposible fulgor, los cielos negados, la exclusión, la nocturnidad, la inmovilidad, la perplejidad, la intemperie, la paradoja, la palabra sintética en  y desde el silencio crispado. (Lasarte, 1999:277).
Como contrapunto de esta poética del lirismo interior, dominante de la década,  se escriben una serie de textos de marcado carácter satírico cuya intención es ridiculizar a las instituciones y sus representantes, a la par que  ponen en evidencia  la descomposición moral de las élites que conformaban el poder. Entre los escritores  que apuntaron hacia esta tendencia se encuentran Caupolicán Ovalles(1936-2001) y Víctor Valera Mora ,(1935-1984) de cuyas obras nos ocuparemos en esta oportunidad. 
Caupolicán Ovalles y Víctor Valera Mora pertenecieron, junto a Luis Camilo Guevara, José Barroeta, y Ángel Eduardo Acevedo a un grupo que se hacía llamar “la Pandilla de Lautréamont”; los  unía la amistad, el gusto por la bohemia y el deseo de prolongar, en  su ejercicio literario,  la inflexión iconoclasta característica de El techo de la ballena.  
Los textos  de Ovalles y Valera Mora atacan con severidad las normas que rigen a la sociedad y que, en la práctica, resultan injustas para un sector de la sociedad que no tiene acceso al poder y  sus beneficios.  El humor, la presencia de lo grotesco y el absurdo les permiten desenmascarar la realidad abyecta que se esconde tras la máscara de la rectitud y la coherencia oficiales. 
Como sabemos, el discurso satírico moderno, recurre a la utilización del sentido figurado para elaborar de su juicio, por lo que demanda una mayor participación del lector, quien debe revelar los sentidos ocultos. El texto satírico, al igual que el irónico, evita  la posibilidad de la  identificación entre el lector y el objeto que se pretende ridiculizar o la situación cuestionada y, de esta manera, logra que el sentido de la crítica sea más drástico. Por su parte la ironía establece, en el discurso poético, una oscilación entre lo íntimo (lo uno) y lo ajeno (lo disperso) (Abuín, 1998: 121).
Copa de huesos (1972) de Caupolicán Ovalles, obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en el género Poesía, en el año de 1973.  El libro reúne  poemas escritos en la década anterior, entre ellos  “Elegía a la muerte de Guatimocín, mi padre, alias el globo”, que ya había sido publicado por El techo de la ballena y textos inéditos, como el  que da nombre al libro. Algunos de estos textos siguen  la línea del tan cuestionado poema ¿Duerme Ud. Señor presidente? de 1962,  en el que Ovalles ridiculiza la figura del entonces presidente de Venezuela,  Rómulo Betancourt;   texto en el que se percibe una manifiesta intención de degradar el poder representado en la figura del presidente; discurso contra-hegemónico que da cuenta del conflicto socio- político reinante en los inicios de la democracia venezolana;  pone en duda la legitimidad de la moral y las leyes representadas en la figura del presidente y  escandaliza a través del sarcasmo y la burla directa:
El Presidente vive gozando en su palacio,
come más que todos los nacionales juntos
y engorda menos
               por ser elegante y traidor.
Sus muelas están en perfectas condiciones;
no obstante, una úlcera
le come la parte bondadosa del corazón
y por eso sonríe cuando duerme.
Como es elegido por voluntad de todos
los mayoritarios dueños de inmensas riquezas
es un perro que manda,
es un perro que obedece a sus amos,
es un perro que menea la cola,
es un perro que besa las botas
y ruñe los huesos que le tira cualquiera
             de caché.
Su barriga y su pensamiento
es lo que llaman water de urgencia.
Por su boca
corren las aguas malas
de todas las ciudades.
Con sus manos destripa virgos
                y
como una vieja puta
es débil y orgulloso de sus coqueterías.
         Se cree el más joven
y es un asesino de cuidado.
 (1972:61-64).


En uso de razón  (1963) es un  extenso poema de este libro, que nos permite ver cómo la poesía de Ovalles  busca cuestionar, a través de la sátira, la situación  que vive el país. Está escrito en catorce partes, trece de ellas subtituladas con la frase que da nombre al libro “EN USO DE RAZÓN”;  en algunas oportunidades ampliado como por ejemplo: “EN USO DE RAZÓN SE AVECINAN COSAS EXTRAÑAS”, “EN USO DE RAZÓN SE AVECINA EL CÁDILAC” y una última sección titulada: “TOCO BOTELLA PUES SOY AGUARDIENTOSO”.   En el texto se arremete, de forma agresiva e irreverente, contra las instituciones sociales representadas en personajes como  sacerdotes, monjas, capitanes, tenientes, doctores, ingenieros y diputados.
Si bien el tono sarcástico y la abyección son los predominantes, en algunos momentos el humor se apodera de la escena. La propuesta estética, fundamentada en la irreverencia y la perversión, quebranta los fundamentos éticos tradicionales, construye una nueva identidad personal, colectiva y nacional sobre las bases de la conciencia desbordada. La ironía constituye el procedimiento textual predominante.   La escritura de Caupolicán Ovalles transgrede la formalidad de la cultura institucionalizada,  a través de la ironía, el sarcasmo y el humor. Poesía contestataria que arremete contra  el poder y las instituciones. Escritura que hace uso de la oralidad, del discurso coloquial, con sus rupturas sintácticas y semánticas, que tiende a la narratividad.   El  tratamiento que Ovalles da a los temas históricos se adscribe a la actitud transgresora y subversiva de su poética, en tanto que utiliza  personajes que representan el poder hegemónico, para parodiarlos y cuestionar la verdad de los acontecimientos que la Historia ha institucionalizado. A través de la ironía[1] se degradan el poder,  las instituciones, la moral y las leyes.   
Los textos de Ovalles construyen un universo anárquico y libertino en el que se hacen presentes diversas formas de trasgresión. El poeta busca desacralizar el universo poético al distanciarse de los temas consagrados por la tradición y acercarse a lo marginal y lo sórdido con sarcasmo.

En las bodegas de fúnebres sombreros mean las cajas
         de cartón las cajas mujeres-de-fieltro
en su cosa mujeres-cielos-rasos sus sexos bombillas
         disparadas por el centro y cuelgan
además mujeres entre dientes de libidinosos perros
         manchados cuelgan además bodegas
(Ovalles, 1972: 57).

Copa de huesos, el poemario que cierra y da nombre al libro,  sigue la línea de los anteriores -poemas largos que juegan con la disposición tipográfica-  sin embargo, en esta oportunidad éstos van precedidos de textos muy cortos escritos en prosa. La novedad que este conjunto ofrece radica en los  textos  en prosa y en el diálogo que se establece entre los dos grupos de textos. En lo que respecta a los cortos, nos encontramos ante la presencia de un  discurso cuya retórica  simula una ´crónica de indias`, en ellos se construye un universo imaginario fundacional que comienza marcando sus fronteras: “Confina por el Norte con los países incógnitos” (Ovalles, 1972:192) luego describe la zona: “El aire es húmedo en la costa, pero sutil, puro y ligero conforme se acerca a las montañas. El temple es de primavera y del otoño es el más feliz; el invierno tiene días de un frío excesivo,  y el verano de un calor mortal. Lo que es menos tolerable es la plaga asombrosa de insectos asquerosos” (Ovalles, 1972:194).
Contrastando con el mundo descrito en los textos cortos,  los poemas largos, escritos en verso, muestran un mundo desarticulado, fragmentado y anárquico en el cual el absurdo de la muerte invade las escenas.  Como parte de esa compleja visión del mundo, en los poemas largos se establece una relación intertextual con la historia de España y con el proceso de la conquista y colonización de América. El hablante trastoca el orden de los acontecimientos y yuxtapone los tiempos -el pasado bajo el mando de la corona y el presente bajo la sumisión al imperialismo norteamericano- para cuestionar una  situación de dominio que se rechaza:
Será que nos estamos metiendo el dedo en la nariz
       todo el tiempo que desean
              los amansa cadáveres del norte?
              o será que ROCO FELLER es el Rey
               de España
               y tiene derecho y dominios sobre
               nuestro bello país?
¿He beisbeis?

¿IS O NO IS?
¿YULAIQUE?
     O
SERA QUE
DOÑA JUANA, POR LA GRACIA DE DIOS
REYNA DE CASTILLA, DE LEÓN,
DE GRANADA, DE TOLEDO, DE GALICIA,
DE SEVILLA, DE CÓRDOBA, DE MURCIA,
DE JAEN, DE LOS ALGARBES,
DE ALGECIRAS, DE GIBRALTAR, Y DE LAS
ISLAS DE CANARIAS, Y DE LAS INDIAS,  
ISLAS Y TIERRA FIRME DEL MAR OCÉANO

            ¿ESTÁ LOCA?
            y le ha dado de pleno derecho
            el disfrute
de todo
esto
a RICO FELLER?
 (Ovalle, 1972:209-210).           


El  tratamiento que Ovalles da a los temas históricos se adscribe a la actitud transgresora y subversiva de su poética, en tanto que utiliza  personajes que representan el poder hegemónico, para parodiarlos y cuestionar la verdad de los acontecimientos que la Historia ha institucionalizado.
La gloria de tener un tío Coronel
casi
casi todo se lo tiene resuelto
y algún contrabando también

¡TODO!

Esto si usted tiene la suerte de tener un tío
Coronel
Se multiplica
CUANDO ES JEFE DE LA FUERZA
O EL QUERIDO coronel

La vida o la patria nos lo llevan
A
NADA MENOS
         QUE
               CAPITÁN
                GE
                   NE
                       RAL
(Ovalles, 1972 :285)

Víctor Valera Mora (Valera, 1935-1984), el Chino Valera, estudió en la Universidad Central de Venezuela en los años en que comenzaban a organizarse los movimientos subversivos. En 1961 se graduó de  sociólogo; ese mismo año  se incorporó a la célula de guerrilla urbana y publicó su primer poemario, Canción del soldado justo; una década más tarde apareció Amanecí de bala,  luego vendrían Con un pie en el  estribo (1972) y 70 poemas stalinistas  (1979) que obtuvo el premio CONAC de Poesía en 1980. Poesía lúdica que desmitifica a los grandes íconos de la vida pública nacional, que se ubica en la periferia de la institucionalidad y desde ahí arremete contra los valores tradicionales, se burla de ciertos mitos y convenciones sociales para luego proponer un nuevo orden, el de la Revolución.
Al igual que Ovalles, Valera Mora, desacredita ciertos valores  sociales y políticos a través de la sátira. En sus textos se cuestiona y ridiculiza  la actuación de los grandes jerarcas de la Iglesia  y de la política y se pone en evidencia  el contraste entre las clases. La imagen del antihéroe que encontramos en “Amanecí de bala”, texto que da nombre al  poemario, pone en evidencia el giro que da  la escritura de Valera Mora de una a otra década:

Amanecí de bala
amanecí bien magníficamente bien todo arisco
hoy no cambio un segundo de mi vida por una bandera roja
mi vida toda la cambiaría por la cabellera de esa mujer
alta y rubia cuando vaya a la Facultad de Farmacia se lo diré
seguro que se lo diré asunto mío amanecer así
(Valera Mora, (1971) 1994:177).


El entusiasmo revolucionario cede paso al escepticismo cuestionador, sin que por ello abandone la actitud comprometida. La ironía y el sarcasmo serán, en su segundo libro, los instrumentos filosos de la denuncia. Para ese entonces,  Valera Mora se había distanciado del partido comunista venezolano, que había abandonado la lucha armada, y se había adherido al movimiento que se mantenía  en el combate:  el Partido de la Revolución Venezolana y las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (PRV-FALN),  fundado por Douglas Bravo, Fabricio Ojeda y Francisco Prada en 1966.
Su poesía,  mezcla de  irreverencia y militancia, quería llegar a un público amplio y variado, de ahí el uso de un lenguaje directo, con predominio del tono narrativo, escrito en oportunidades en versos largos que muchas veces adquieren un ritmo recitativo o en versos muy cortos. Sus poemas rompen con el tono grandilocuente característico de la poesía política y construyen un universo discursivo en el cual los ideales revolucionarios se articulan desde lo cotidiano y lo inmediato. Así dirá en El Apocalipsis según san Eduardo Gorila Frei” :
Bienaventurados los que lavan las manos manchadas con la sangre
de los patriotas chilenos
           para tener derecho al árbol de los crímenes
y entrar por la puerta que da acceso al reino de las escatologías.

Fuera obreros, campesinos, estudiantes, artistas, sabios
           y todos los que aman y practican la verdad.
(Valera Mora, 1994:271)

En la poesía de Valera Mora  se parodian distintas formas discursivas, entre ellas, la historia, la tradición literaria, el discurso tecnológico,  el western y el discuros político.
Encontramos también ciertos juegos de lenguaje en los que la intertextualidad paródica da cuenta de una tradición cultural de la que el autor se ha apropiado para re-figurarla  en un contexto propio, como ocurre con estos versos que parodian el famoso poema de Mallarme “Un golpe de dados”:  “Un golpe de chigüire en el azar/jamás podrá abolir el codillo” (Valera, 1994:241).
En el caso de Valera Mora la ironía y el sarcasmo dan cuenta de una postura ética que se niega a abandonar los ideales revolucionarios y rechaza la postura no comprometida de los escritores e intelectuales, tal como puede verse en estos poemas:
Juego Limpio
Los escritores que le viven
Buscando cuatro patas
Al triángulo y luego dicen
Que no les importa la política
Deberían cortarse los cojones
Y echárselos a los cochinos
(Valera, 1994: 275)

Ciencia triste
Ciertos economistas venezolanos
Se rebanan los sesos
Hablando del producto nacional bruto
Esos pobre diablos lenguas de palo
Deberían de una vez por todas
Hablar del producto colonial inteligente
Y empatarse en una de liberación.
(Valera, 1994:268)
El carácter irreverente y desenfadado del discurso poético de estos dos integrantes de La pandilla de Lautrémont enfatiza la actitud cuestionadora del hablante frente a unas estructuras de poder que se rechazan. En los textos, a través de la parodia y la sátira, se  ponen en entredicho los valores consagrados y  se degradan roles, figuras, jerarquías. 


BIBLIOGRAFÍA:

ABUÍN GONZÁLEZ Ángel. 1998. “El poeta como homo duplex: Ironía romántica y
      multiplicidad enunciativa”. En  Fernando Cabo  Aseguinolaza,  Germán Guillón
     (Eds.): Teoría del poema: la enunciación lírica. Ámsterdam: Rodopi. Pp. 111-158.

LASARTE, Javier. 1999. “Trayecto de la poesía venezolana de los ochenta: de la noche a
      la calle y vuelta a la noche”. En Kart Kohud (ed.) Literatura venezolana hoy. Historia
      nacional y presente urbano. Madrid: Iberoamericana. Pp. 277-291.

NOGUEROL, Francisca. 1995. La trampa en la sonrisa. Sátira en la narrativa de
       Augusto Monterroso. Salamanca: Universidad de Sevilla.

OVALLES, Caupolicán.  1972. Copa de huesos. Caracas: La gran papelería del mundo.

VALERA MORA, Víctor. 1994. Obras completas. Caracas: Fundarte




[1] Pierre Schoentjes  explica la concepción que tiene Schaerer de la ironía en tanto mecanismo de desdoblamiento. Considera Schoentjes que para Schaerer el dualismo es fundamental  ya que a través del mismo  “busca encontrar las implicaciones examinando los juegos de inversión que conducen a la paradoja y al equívoco.” (Schoentjes, (2001) 2003:40).

         
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