lunes, 18 de junio de 2012

EL ÚLTIMO NADAÍSTA DEL STABLISHMENT SOY YO. ENTREVISTA CON JOTAMARIO ARBELÁEZ



Carmen Virginia Carrillo

Jotamario Arbeláez junto a los escritores Gonzalo Arango, llamado el profeta de la nueva oscuridad, Amilcar Osorio, Darío Lemos, Eduardo Escobar,  Humberto Navarro, Jaime Espinel, Alberto Escobar, Elmo Valencia, Alfredo Sánchez, Jaime Jaramillo Escobar (X-504), Diego León Giraldo, Fanny Buitrago y  Jan Arb, José Javier  y Jorge y Alberto Sierra, Armando Romero, Eduardo Zalamea y los pintores Pedro Alcántara Herrán,   Norma Mejía,  Álvaro Barrios conformaron el llamado Nadaísmo colombiano. Este grupo de jóvenes se dedicó a escandalizar con  textos y acciones públicas irreverentes. Buscaban desacralizar la  cultura colombiana, tenían una visión crítica del mundo que utiliza  el exhibicionismo como medio de persuasión.
            En esta oportunidad, el enfant terrible nos habla del movimiento artístico literario que intentó desestabilizar la sociedad provinciana, católica y conservadora de su país y renovar la literatura nacional en la década de los sesenta.

CVC- ¿Cómo era el panorama literario en Colombia cuando surge el Nadaísmo?
JMA- En el año 1958 cuando Gonzalo Arango crea el Nadaísmo,  la influencia mayor que había en la literatura colombiana era la poesía  española. Nosotros cortamos con esto, ni la poesía española ni la colombiana nos servían como parámetros válidos para sustentarnos y  acudimos a la poesía francesa Lautréamont,  Sade, los surrealistas, Rimbaud, nos  pusimos el propósito de cambiar la vida.

CVC- ¿Se podría decir que ustedes recogen  la herencia de Mito?
JMA- Mito entra a romper con la tradición, a pesar de tener  nexos con los españoles,  abren una compuerta por  las traducciones que traen y muestran una modernidad diferente a la que no estábamos acostumbrados. Mito dedica su último número al Nadaísmo, luego muere Gaitán Durán y nadie  continúa con la revista. Nosotros teníamos una revista nadaísta, de nuestra revista salieron ocho números.

CVC-¿Por qué razón el Nadaísmo elige como el blanco de sus ataques a la Iglesia Católica?
JMA-Porque la Iglesia Católica tenía el mando, la sartén por el mango, la Iglesia marcaba el conductismo frente al amor, al sexo, al comportamiento, entonces estábamos muy clericalizados. El domingo el cura en la Iglesia decía cuáles eran los parámetros de comportamiento y todos lo seguían. Uno de nuestros objetivos era deshipotecar a Colombia del Sagrado Corazón de Jesús, rector de la vida y el accionar colombiano. Te voy a revelar un secreto: Cuando  conocí a  Arango estaba de 18 años, terminaba mi bachillerato y supe que iba a dictar una conferencia sobre el Nadaísmo y fui medio aterrado, mis lecturas eran todas anticrísticas. Entré y vi a Gonzalo con ese fulgor en los ojos, como un enviado, como un maestro de occidente dispuesto a acabar con todo, a hacer tabla rasa y sobre todo con un desafecto hacia todo lo que tenía que ver con la divinidad, con el espíritu divino,  me fascinó y lo seguí, fui su discípulo. Lo que más me cautivaba era  su irreverencia, y su negatividad  frente al deísmo. Después de cuarenta años  encontraron las cartas que escribió  Arango a su familia durante la primera época  del Nadaísmo, decidieron hacer un libro y me pidieron  que  lo prologara. Gonzalo  le decía a su familia que estuvieran tranquilos, que él estaba fundando un movimiento  espantoso, lo más aterrador en contra del status cuo, que  llegaba a demoler la figura de Cristo, les decía que eso era una farsa contra los curas, para remover el establecimiento clerical, pero que para él la figura de Cristo era lo máximo y él encarnaba la misión crística de desmontar, remover y apenas terminara la remoción de escombros, poner la verdadera figura de Cristo. Él quería hacer del Nadaísmo  una especie de cristianismo primitivo y nos metió a nosotros en eso. Este es el secreto máximo que en este momento develamos, a los cuarenta años de estar metidos en una cruzada de esta categoría.

CVC-¿Esa actitud mística no se reveló nunca?
JMA-En el año setenta y tres  Arango  comenzó a dar visos de misticismo, renunció a la carne, al cigarrillo, a la prosa, conoció el amor. Esto lo empalmó con la divinidad y se dedicó  a dar unos mensajes como especies de versículos. Cuando comenzó con eso  los Nadaístas nos separamos. Esa conversión fue  un acto muy íntimo  y no se podía ir toda una generación detrás, los demás seguimos en la negatividad.

CVC- ¿Esto es posterior a la expulsión de Arango del movimiento nadaísta?
JMA- Esa expulsión fue unos años antes. Fue injusto, sabes por qué lo quemamos, en efigie, por supuesto? porque se había vuelto humanista, porque comenzaba a pensar en el ser humano, en la salvación de la humanidad y para nosotros, en medio de ese desasosiego, en esa actitud tan anárquica no podíamos con eso. Ahora los parámetros de la anarquía son supremamente respetables, pero en ese tiempo era una desazón, la destrucción por la destrucción, una cosa salvaje,   no podíamos ver un semáforo sin que lo rompiéramos. Él nos insufló el odio por el mundo. Descubrimos que el mundo estaba mal hecho y nuestra misión era acabárnoslo de tirar.

CVC-¿Por qué la necesidad de destruir?
JMA-Los socialistas nos preguntaban “cuándo va a comenzar la labor de  aporte, ustedes qué sociedad sueñan para el futuro?” Nosotros contestábamos: “nuestra labor es destruir la casa de los abuelos hasta allí llegamos, no vemos una perspectiva de una sociedad mejor. La destrucción le daría la base a los arquitectos del futuro para que tuvieran una vislumbre organizadora  y arrancasen de allí, como decía los anarquistas “destruir es una pasión  creadora”, nosotros nos comprometíamos a demoler.

CVC-¿En qué medida esa necesidad de destruir era simbólica?
JMA-Era no  sólo romper la parte física sino también las estructuras mentales de las personas y crear la duda como un principio creador, desmontarles todas las creencias  que se habían impuesto como parámetros sociales. La diferencia entre nosotros y los socialistas era que nosotros  queríamos  desacreditar todo burlándonos, eso le servía a los camaradas que se aprovechaban de nuestra actitud demoledora y denunciantes. Era la época en que comenzaban las guerrillas, las luchas de clases,   nos permitíamos denunciar todo aquello al público burgués  que acudía a nuestras charlas por la novedad y el asombro que creaban. El humor ha sido característico  y  parte de la perennidad que hemos tenido, a través del humor nos permitíamos decirnos las cosas más terribles, las denuncias más fuertes y las agresiones más bárbaras, es una característica que unió a todos los nadaístas a pesar de tener un enfoque tan diferente frente a la vida. Los de Medellín eran más nocturnos, más sórdidos, más existencialistas, los de Cali más solares,  abiertos,  milerianos, eróticos, como una chispa. En la transgresión nos unía el espíritu del humor negro de fondo.

CVC-Las propuestas estético-ideológicas a partir de las cuales se busca  la transgresión y la confrontación con el poder, se mantienen vigentes a lo largo de los años?
JMA-Decae en lo exterior. En un principio  para no quedarnos en que no creíamos en Dios, hacíamos cosas escandalosas. Un domingo en misa seis poetas nadaístas se acercaron a comulgar,  se sacaron las hostias y las guardan en el pañuelo. A uno se le cayó y la pisó, una vieja gritó: “sacrilegio, profanaron la hostia”, los persiguió  una multitud por las calles, los metieron  a la cárcel, los excomulgaron. Estas eran actitudes pánicas las  creábamos para no quedarnos   en el concepto. Nosotros éramos la conciencia crítica del país.

CVC- La intencionalidad transgresora del movimiento pareciera  no corresponderse  con la actual postura de algunos de los nadaistas que se han ido incorporando  al stablishment. ¿Acaso el Nadaísmo ha perdido su consistencia ideológica?
JMA-El único que pertenece al stablishment soy yo, pero también soy el que más mantiene vivo el movimiento. Me di cuenta que mi labor desde  afuera era vacua. Uno desde fuera no hace más que tirar piedras contra las vidrieras del establecimiento y lo único que se logra es que se vuelvan más ricos los fabricantes de vidrios. En un momento dado hubo protestas, se nos cuestionaba que  no hacíamos  un verdadero aporte a la cultura. O se queda uno protestando o cuando le ofrecen el poder lo toma. En mayo del 68 escribimos el  graffiti la imaginación al poder.
Es el relevo generacional, no nos podemos quedar como los poéticas pasados de moda. En ese sentido fue más fuerte la protesta del hippismo. Ahora soy  secretario del gobernador pero mantengo mi columna de opinión  en los periódicos, éstos  me dan  crédito, no porque hable bien del gobierno, sino para que siga siendo  cuestionador.
Hace algunos años me llamaron de la Universidad Javeriana para que adelantara una cátedra del Nadaísmo en el postgrado, así fui catedrático, la gente   decía “cómo es posible que los nadaístas entren  en la universidad a revestirse de cristianos”. El hecho de ser catedrático me valió que el gobernador me llamara para ofrecerme que fuera el  secretario de la cultura de Cundinamarca. Para el escalafón me valieron el cargo universitario como si fuera doctor,  ahora soy el doctor poeta y nadaísta. Esa es una de esas sacadas de clavo de la vida. Cuando yo me vuelvo funcionario es porque el poder se volvió nadaísta. 
Algunas veces  me critican mi actitud triunfalista, yo   más   bien   diría  que   es revanchista  de todas las carencias que  tuve y de todos los bloqueos que nos impusieron durante tanto tiempo  socialmente.

CVC-¿Considera usted que hubo un trabajo  riguroso del   lenguaje, a pesar de ser el Nadaísmo un discurso que tiende a lo comunicacional, una poesía tan despojada del formalismo retórico?
JMA-Hay dos vertientes,  la de Jairo Jaramillo Escobar  que trabaja como Borges, restándole a todo su discurso cualquier referencia que pueda ser coyuntural y uno podrá leer a Jaramillo en cualquier época de la vida y tendrá igual validez. Otros nadaístas como Gonzalo y yo mismo, nos cimentamos  en la contingencia en lo cotidiano, en los temas y el lenguaje de cada día. De esa manera tuvimos mucho éxito inmediato, pero si se lee en la posterioridad muchos textos se vacían de contenido.

CVC- Hay algo que  me llama   mucho la atención de su poesía, hay un profundo respeto por la herencia familiar, esto no sería  contradictorio con la propuesta global del Nadaísmo.
JMA- Apenas ahora me obligas a hacer una retrospección  y explicación; creo que está en el fracaso de mi bachillerato. Mis padres hicieron todos los esfuerzos, mi educación fue pagada con panes que en mi tiempo multiplicarían y cuando fracasé en el bachillerato (ellos esperaban sacar un doctor)  no me recriminaron.  Yo fui el único hijo de los nadaístas a quien no echaron de la casa y mi padre se sintió muy orgulloso de que fuera poeta nadaísta. Nosotros nos tirábamos piedras y  naranjas con nuestros atuendos y  luego salía en la prensa que éramos unos conspiradores no políticos sino contra las costumbres que era peor. En cierta forma todo  el nadaísmo y el  triunfalismo   seguramente son para resarcir esa frustración. Mis padres murieron en una fascinación, el orgullo de tener a su hijo poeta aunque nunca hubiera llegado de ser profesional.

CVC- Eso se percibe en el poema del espejo –hay dos poemas muy bellos de espejo- uno en el que desfilan todas las generaciones.
JMA-Todas las siete generaciones de Arbeláez y la mala cara. 

CVC- En estos cuarenta años de vida del Nadaísmo ¿cuáles han sido las transformaciones más importantes del movimiento?
JMA-El Nadaísmo era muy acoplable a los fenómenos que  iban sucediendo, derivados, producidos o dirigidos a la juventud. El Nadaísmo es un movimiento juvenil,  crecimos, nos volvimos adultos y llegamos a la tercera edad, pero el espíritu sigue siendo juvenil. Todo estaba enfocado a que la juventud tomara las riendas de la decisión de su destino. Habiendo coronado unos años largos en la batalla seguimos siendo y pensando de esa manera. Gracias a eso tenemos ese ascendente ante los jóvenes.

CVC-¿Por ser una  estética de la irreverencia?
JMA-Yo creo que el nadaísmo fue el último movimiento en Colombia. Después trataron de hacer otros  grupos para relevarnos o  aniquilarnos y no fue posible,  dicen que la juventud actual no es gregaria. Para nosotros fue maravilloso encontrarnos  unidos en el culto por lo oculto,  por Sade y la búsqueda de la ampliación de la conciencia. Decíamos “escribimos para los hijos de los astronautas” y ahora los astronautas tienen biznietos. Incluso hay un libro que se llama Mi abuelo fue un Rolling Stone. El tiempo es un demoledor de todos esos conceptos, pero  el Nadaísmo se renueva a sí mismo a través de sus obras. Cuando comenzó el Nadaísmo nosotros oíamos jazz, nada de música colombiana. Lo folclórico ¡qué horror!   la artesanía ni los canastos, nada.

CVC- Con relación a su obra. ¿Desde los inicios del Nadaísmo hasta lo que está escribiendo hoy en día,   siente que ha habido una variación a nivel formal y temático?
JMA- Toda mi poesía es el producto de una frustración y  un condicionamiento de no haber escrito una novela que es mi proyecto ambicioso y máximo: La casa de las agujas. Mis poemas eran como fichas de capítulos -como no tenía nunca el tiempo suficiente por estar trabajando- mientras llegaba  el día  de estar consagrado, para  no perder la idea que tenía de capítulos, los cifraba en poemas. Y esa es la propuesta novelística a través de poemas. Muchas cosas que te estoy diciendo apenas ahora las acabo de descubrir, yo también estoy buscando una explicación íntima y eso exactamente me va a servir para esclarecer  el trabajo posterior. Tengo más o menos recogida toda la obra y quisiera publicarla completa. De mis  tres libros El profeta en su casa, Mi reino por este mundo y La casa de memoria, los dos  últimos han sido premio nacional de poesía. En realidad es como una obra signada por el reconocimiento.

CVC-¿Cuáles serían  sus  obsesiones temáticas?
JMA-Cali, la música afroantillana, la prostitución, y  lo que tiene que ver con lo sexual para descargarme de El Marqués de Sade, una de mis obsesiones. La sastrería,  la profesión de mi padre, para mediante ella crear también  una propuesta estética.

CVC- ¿Podría ser la costura una metáfora de la escritura?
JMA-Exactamente, teniendo como epígrafe digamos la frase de Lautreamont La poesía es el encuentro de un paraguas y una máquina de coser.