Carmen Virginia Carrillo
Tras una
reconocida trayectoria en el campo del ensayo: ganó el premio de autores inéditos de
Monteávila del año 2006, la mención del Premio Temas, en la categoría:
“Estudios sobre arte y literatura”, en La Habana, Cuba y el premio
internacional de ensayo Mariano Picón Salas, en su IV edición del año 2008, con
el libro Sin cadenas, ni misterios.
Representaciones y autorrepresentaciones
de la intelectual venezolana, Marina Libertad Suárez nos ofrece su primera
novela, Deambulando hacia la lumbre,
publicada por la editorial El otro el mismo (2010).
El libro comienza
con las definiciones que da el
diccionario de la lengua española a la palabra hogar. En la primera acepción
apunta: “sitio donde se hace la lumbre…”, y en la quinta: “Centro de ocio en el
que se reúnen personas que tienen en común una actividad, una situación
personal o una procedencia”. Estos dos
conceptos me remiten al título de la
obra y dirigen mi lectura hacia un registro específico que tiene que ver con la búsqueda de ese espacio pretendido
donde el ser se siente en casa.
En un ámbito
trasnacional, un colectivo heterogéneo de
estudiantes y un profesor del Master
en Literatura Latinoamericana, de la
Universidad de Pittsburgh, da cuenta de esa compleja mezcla de culturas que
llamamos Latinoamérica, con la variedad de razas y de condiciones materiales, las
particularidades históricas y las variantes del idioma, todo ello representado en el cotidiano
transcurrir de unos seres que comparten sus relaciones, sus fantasmas, sus
búsquedas, siempre signados por un sentimiento de ajenidad.
La trama gira
en torno a la muerte del profesor colombiano Octavio Modotti. Ulises O. Puig, quien también cursa el master, entrevista
a los colaboradores cercanos de Modotti, alias el Dromedario, en un intento por reconstruir su trágico final. El
pasado de cuatro de los estudiantes del postgrado, los
vínculos que existen entre ellos, las coincidencias o divergencias que tienen
con otros estudiantes del master, así
como la versión que cada uno de ellos tiene de los acontecimientos sucedidos la
noche de la muerte del profesor estrella, es narrado en una secuencia de
treinta apartados que están organizados a partir de una estructura que se
repite seis veces, siempre en el mismo orden se presentan: la venezolana Dhuha
Contreras Colmenares, el dominicano Hugo Andrés Ramírez Escobar, la chilena Lucía
Consuelo Maturana Morales y el peruano Pedro Silva Gamarra. Separando cada
bloque encontramos un apartado sobre Ulises, el periodista que busca
convertirse en un escritor famoso escribiendo su primera obra de ficción y que quiere
comenzar con “un reportaje de largo aliento, sobre el trágico y misterioso
fallecimiento del profesor Modotti” (12).
Nos encontramos frente a la puesta en escena de las relaciones conflictivas
de unos jóvenes desplazados aparentemente en busca de conocimiento, pero que en
el fondo viven una forma de exilio, pues todos huyen de una realidad que les
resultaba incómoda en su país de origen. Ese lugar deseado, pero que nunca
logra asumirse como propio, da paso a un espacio de relaciones conflictivas en
donde la seducción, el erotismo y la homosexualidad van a jugar un papel fundamental.
Los
personajes parecieran reproducir simbólicamente los conflictos, los complejos y
las particularidades que han estigmatizado a sus países, sin embargo, una vez que se han trasladado hacia un entorno
tan ajeno, las certezas de los personajes se resquebrajan, particularmente
aquellas que dictan las conductas sociales.
El profesor Modotti
se erige como el eje aglutinador de este grupo. Con una permanente actitud
crítica y una ironía rayana en el
sarcasmo, reflexiona sobre la cultura y el atractivo que la
izquierda ha ejercido sobre la juventud latinoamericana; cuestiona los saberes
que muchos siguen con fe ciega y propone una actitud dionisíaca frente a la
existencia. Desde las primeras apariciones del personaje, sus diálogos dan cuenta de su postura:
En ese momento, Hugo vestía una
camiseta con el rostro de Emiliano Zapata y el compañero peruano, a su vez,
llevaba en el polo una fotografía de José Martí. Cuando Modotti los vio
sentados uno junto al otro, les dijo sonriente:
-¡Uy pero si estoy aquí en las
entrañas del monsturo con el Negro y con Luchito!
-¿Y qué tiene de raro?
-Pues tiene mucho ¡Dos
comunistas en la misma oficina!… Y pensar que trabajo en medio de este basurero
imperialista lleno de carros, publicidad, consumismo y desechos.” (16)
Y más adelante, frente a los reproches del dominicano
replica:
-No, Negro, no es mi esencia…
yo estoy en perfecto estado de salud, tanto, que no necesito que un gringo
desde un escritorio me soluciones los problemas, ni que usted me represente, ni
que un europeo me reconozca… (18)
Modotti: “uno se convierte en inmigrante el día en que
deja de sentirse parte de lo que dejó” (92) “el arraigo es una trampa, una
forma de control” (92)
“Un man que teniendo la oportunidad de vivir en su país,
decide viajar a Estados Unidos para descubrir las bondades del pensamiento
marxista” (95)
Dhuha, la gran defensora de la bisexualidad, buscaba
liberarse de una madre posesiva y de una vida que no le satisfacía, para ello aplicó a una beca y se fue a
Estados Unidos a hacer estudios de cuarto nivel. Romper con los patrones de una
sociedad machista implicaba dejar atrás a su vida familiar para realizarse en
la vida académica de una universidad norteamericana.
Hugo, “el macho vernáculo” caribeño,
mujeriego y bebedor, utopista soñador de
un cambio social, llegó a Pittsburgh escapando de una mujer que lo iba a hacer
padre. En él la influencia del profesor Modotti había sido crucial, le había permitido liberarse de la pesada
carga ideológica cuya concepción bipolar del mundo le impedía v …
La estrategia narrativa de la ficción dentro de la ficción permite a la
autora jugar a la indeterminación; todo ello aunado a la atmósfera de suspenso
que mantiene la tensión del lector de principio a fin.
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