lunes, 16 de noviembre de 2020

INMOVIL DURE EL ALBA DE FERNANDO BIRRI, LA ESCRITURA DE LA AUSENCIA

 

 Carmen Virginia Carrillo


                                                                Foto Carmen Virginia Carrillo

Carmen Virginia Carrillo

 

"Saber  que no se escribe para  el otro, saber que esas cosas que voy a escribir no me harán jamás  amar por quien amo, saber que la escritura no compensa nada, no  sublima nada,  que  es  precisamente   ahí donde no estás: tal es el comienzo de la escritura."

Roland Barthes.

 

 

 

                      La  desgarradura  del  amor es  desvivirse  por  el  otro, entregarse por completo, disolverse en su piel, en su  discurso, en su pensamiento. Oscilar entre el goce y la angustia. El amante   se anticipa el abandono,  se regodea en la nostalgia  de  la pérdida, dialoga con su dolor. Todo esto  parece conjugarse  en  Inmóvil dure el Alba, diario di una  stagione  amorosa Roma 1965/66 de Fernando Birri.

            Birri   recurre a la imagen poética para revivir el  ciclo vital  de  una pasión sentenciada   al olvido.  Proyecta   en  la palabra las particularidades de su afecto, el abismo de su desesperanza,  la intensidad de los gestos compartidos. El  Yo  lírico habita  estático  en  el desamparo, sufre la  impaciencia  de  la espera, invoca al otro y le dirige  su desgarrada alocución.

          En  Fragmentos  de un Discurso Amoroso, Roland  Barthes nos dice:  "querer escribir el amor es afrontar el embrollo del  lenguaje:  esa  región  enloquecida donde el lenguaje es  a  la  vez demasiado y demasiado poco, excesivo (por la expansión ilimitada del yo, por la sumersión emotiva) y pobre (por los códigos  sobre los  que el amor lo doblega y lo aplana)."  Fernando Birri  asume este  reto  e intenta sublimar  el deseo, vencer  los  límites  del lenguaje  y describir, desde un imaginario que se  articula  como  el  soporte analógico de lo inefable, la infinita  necesidad  del  amado:


Sobre las dunas, amor, sobre las dunas, bajo las dunas, amor, bajo las dunas

se preparaba:

en su memoria

nos enterraba otra vez

y donde ayer estaban

dunas de ayer,

hoy ya no hay nada

y nadie sabe

-ni el mar del Sur

ni el convento maldito-

si volverán mañana.

 

Dunas somos, amor,

y voladoras.

 

Pregunta por qué al viento,

separadas.

         

La relación amorosa se percibe como el eco sombrío de  instantes  detenidos.  Dimensión espacio-temporal  de  presencias  y ausencias, encuentros y separaciones.

 

No tiembles

si me asomo indeciso

en tu mirada.

 

Hoy es ayer

mañana ya no existe

 

inmóvil dura el alba.

         

En  el poemario, la memoria  se metamorfosea en la imagen  de elementos cambiantes, huidizos. El agua, el viento, la arena,  no sólo representan los espacios afectivos por excelencia, sino  que también dan cuenta del implacable discurrir del tiempo, ese estar pero sin ser los mismos: 


yo, llorando

absurdamente

porque los días después

porque los años...

 

y ahora en fin...

 

aquí me tienes, ya ves

grabando esta carta de amor

que

no oirán tus manos

 

 

...

 

qué difícil

llegado a esta edad

qué difícil

abrir las ventanas a la tolvanera

         

La  distancia que separa al sujeto del objeto amado  es  el motivo de la desesperación. Saber del otro es calmar la incertidumbre  que provoca la ausencia, es recibir una muestra  de  su reciprocidad:



Aticé el fuego,

velé

 

...

 

 

Abro los ojos

-segundos, noches, siglos?-

estás

llamándome al teléfono:

"estoy aquí"

           

En  el pasado se deslizan los apasionantes momentos   de  la confidencia, del cuerpo compartido. El poeta mira hacia atrás con melancolía,   exalta la inconformidad ante la  pérdida,  mientras  se debate entre el desapego  o la consagración del amor.

Una  frase fechada funciona a modo de epígrafe en  veintiuno  de los veintitrés poemas que componen el libro. Estos  enunciados se  convierten en un punto de referencia imprescindible  para  la construcción del sentido de los textos. En oportunidades, el poema se  vuelve  eco que amplía el sentido de la frase; en  otras,  la contradice  o responde; alusión a situaciones o estados  emotivos que  dialogan entre sí, fragmentos y resquicios que proyectan  un mundo privado hacia el infinito colectivo del lector anónimo.   

                                    Sabelo

 

                          Callo. (9-1)

 

Quién me quita del cuello

la soga de estas lágrimas,

 

que tu nunca sabrás?

 

          El poema refleja el enigma que se resuelve en el ciclo de la vida,  atemporalidad que trasciende los acontecimientos. El  hablante  busca  reintegrarse a la totalidad  primigenia  y,  desde allí,  superar la fugacidad de su existencia en la permanencia de la palabra:


In memoriam

    

          El tiempo, epitafio. (13-III)       

 

Así corre mi amor

las cuatro lunas, la marea,

y esta serenidad

parecida al olvido.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

BARTHES, Roland. 1993. Fragmentos  de un Discurso Amoroso. México: Siglo XXI.

 

BIRRI, Fernando. 1995. Inmóvil dure el Alba, diario di una  stagione  amorosa Roma 1965/66. Mérida:   Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano - Capítulo Mérida

 

 

 

 


 

 

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