Carmen Virginia Carrillo
"Saber
que no se escribe para el otro,
saber que esas cosas que voy a escribir no me harán jamás amar por quien amo, saber que la escritura no
compensa nada, no sublima nada, que
es precisamente ahí
donde no estás: tal es el comienzo de la escritura."
Roland Barthes.
La desgarradura
del amor es desvivirse
por el otro, entregarse por completo, disolverse en
su piel, en su discurso, en su
pensamiento. Oscilar entre el goce y la angustia. El amante se anticipa el abandono, se regodea en la nostalgia de la
pérdida, dialoga con su dolor. Todo esto
parece conjugarse en Inmóvil dure el Alba, diario di una stagione
amorosa Roma 1965/66 de Fernando Birri.
Birri
recurre a la imagen poética para revivir el ciclo vital
de una pasión sentenciada al olvido.
Proyecta en la palabra las particularidades de su afecto,
el abismo de su desesperanza, la
intensidad de los gestos compartidos. El
Yo lírico habita estático
en el desamparo, sufre la impaciencia
de la espera, invoca al otro y le
dirige su desgarrada alocución.
En Fragmentos de un Discurso Amoroso, Roland Barthes nos dice: "querer escribir el amor es afrontar el embrollo del lenguaje:
esa región enloquecida donde el lenguaje es a
la vez demasiado y demasiado poco, excesivo (por la expansión ilimitada
del yo, por la sumersión emotiva) y
pobre (por los códigos sobre los que el amor lo doblega y lo aplana)." Fernando Birri asume este
reto e intenta sublimar el deseo, vencer los
límites del lenguaje y describir, desde un imaginario que se articula
como el soporte analógico de lo inefable, la
infinita necesidad del
amado:
Sobre las dunas, amor, sobre las dunas, bajo las dunas, amor, bajo las
dunas
se preparaba:
en su memoria
nos enterraba otra vez
y donde ayer estaban
dunas de ayer,
hoy ya no hay nada
y nadie sabe
-ni el mar del Sur
ni el convento maldito-
si volverán mañana.
Dunas somos, amor,
y voladoras.
Pregunta por qué al viento,
separadas.
La relación amorosa se
percibe como el eco sombrío de
instantes detenidos. Dimensión espacio-temporal de
presencias y ausencias,
encuentros y separaciones.
No tiembles
si me asomo indeciso
en tu mirada.
Hoy es ayer
mañana ya no existe
inmóvil dura el alba.
En el poemario, la memoria se metamorfosea en la imagen de elementos cambiantes, huidizos. El agua,
el viento, la arena, no sólo representan
los espacios afectivos por excelencia, sino
que también dan cuenta del implacable discurrir del tiempo, ese estar
pero sin ser los mismos:
yo, llorando
absurdamente
porque los días después
porque los años...
y ahora en fin...
aquí me tienes, ya ves
grabando esta carta de amor
que
no oirán tus manos
...
qué difícil
llegado a esta edad
qué difícil
abrir las ventanas a la tolvanera
La distancia que separa al sujeto del objeto
amado es
el motivo de la desesperación. Saber del otro es calmar la incertidumbre que provoca la ausencia, es recibir una
muestra de su reciprocidad:
Aticé el fuego,
velé
...
Abro los ojos
-segundos, noches, siglos?-
estás
llamándome al teléfono:
"estoy aquí"
En el pasado se deslizan los
apasionantes momentos de la confidencia, del cuerpo compartido. El
poeta mira hacia atrás con melancolía,
exalta la inconformidad ante la
pérdida, mientras se debate entre el desapego o la consagración del amor.
Una frase fechada funciona a modo de
epígrafe en veintiuno de
los veintitrés poemas que componen el libro. Estos enunciados se
convierten en un punto de referencia imprescindible para
la construcción del sentido de los textos. En oportunidades, el poema
se vuelve eco que amplía el sentido de la frase;
en otras, la contradice
o responde; alusión a situaciones o estados emotivos que
dialogan entre sí, fragmentos y resquicios que proyectan un mundo privado hacia el infinito colectivo
del lector anónimo.
Sabelo
Callo.
(9-1)
Quién me quita del cuello
la soga de estas lágrimas,
que tu nunca sabrás?
El
poema refleja el enigma que se resuelve en el ciclo de la vida, atemporalidad que trasciende los
acontecimientos. El hablante busca
reintegrarse a la totalidad primigenia y,
desde allí, superar la fugacidad
de su existencia en la permanencia de la palabra:
In memoriam
El tiempo, epitafio. (13-III)
Así corre mi amor
las cuatro lunas, la marea,
y esta serenidad
parecida al olvido.
BIBLIOGRAFÍA
BARTHES, Roland. 1993. Fragmentos de un Discurso Amoroso. México: Siglo
XXI.
BIRRI, Fernando. 1995. Inmóvil
dure el Alba, diario di una
stagione amorosa Roma 1965/66. Mérida: Fundación del Nuevo Cine
Latinoamericano - Capítulo Mérida
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