Carmen Virginia Carrillo
Me lleno
del verde oblicuo de sus montes.
Devoro
con vertiginosa violencia
arbustos, mariposas, gavilanes
para fundirme luego
en la demencial carrera de los astros
y combatir junto a la aurora
la mortífera desidia del ayer.
La noche no quiere
abandonarnos.
Insiste.
Con obstinada negligencia
se queda pegada a la
ventana
mientras inventamos
desabridas historias
tropicales
y nos dejamos llevar por el
hastío.
Hurgo,
retrocedo,
me duplico.
Sin embargo,
todo sigue igual.
Me resisto,
forcejeo,
condesciendo.
Para luego amanecer
en mi dolor de zarandaja
y ese acre sabor a vino rancio.
2 comentarios:
Debo a lo que consideré una desagradable circunstancia la posibilidad de conocer a una gran poetisa (algunos viejos nos negamos a usar "poeta" en femenino). Me congratulo ya que en mis pocos momentos de lucidez sientto lo mismo sin poder expresarlo. Gracias.
acrílicos y versos contundentes. Felicitaciones!
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