Carmen Virginia Carrillo
“Ignoro
cómo ha hecho Milagros Mendoza para desdoblarse en ese personaje, “la mujer
elemento”, que nos cuenta sus dramas, sus triunfos, sus fracasos, su
desesperación, siempre a viva voz. Y con una autenticidad que demuele todas las
objeciones. Esquivando lo trillado, lo previsible, lo encasillado.”
Mario Szichman
Milagros Mendoza es comunicadora
social, egresada de la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, Venezuela.
Por muchos años, incursionó exitosamente en la televisión, como productora y
presentadora. Su pasión por la tierra que la vio nacer y su
sensibilidad social la llevan a crear varias fundaciones para atender las
necesidades de las etnias indígenas, llegando incluso a incursionar en la
política como representante ante el Congreso de la República por su estado
natal, el Delta Amacuro. Fue creadora y presidenta de la Fundación Campesina e
Indígena, organización para la atención y defensa de las etnias autóctonas de
Venezuela, y colaboradora permanente de los médicos de la selva, con ellos
participó en jornadas de salud y asistencia a los indígenas.
Milagros nació en
Tucupita, la capital de estado Delta Amacuro, en Venezuela. Ciudad, caliente y húmeda, situada en la costa
oriental del caño Mánamo, dentro del delta del río Orinoco. En esta extensión
de tierra pantanosa, rodeada de caños que anhelan llegar al mar, están
asentados los indios waraos, una de las etnias más antiguas del país.
Tres grandes de la
literatura venezolana son oriundos de Delta Amacuro: José Balza, Humberto Mata y Luis Camilo Guevara, este
último conocido como “el bardo de Tucupita”. En las obras de los escritores
mencionados, como en la novela de
Mendoza, las particularidades de la
geografía natal, con su intrincado laberinto de caños y la presencia del agua, constituyen
una influencia fundamental.
Para Balza: nacer en el
Delta es un privilegio. “Qué decir del caudal de los ríos, de los pájaros, de
los peces, de los indígenas, del verdor.”
Por su parte, Mata comentó en una entrevista: “El Delta Amacuro es el
centro de mi vida”.
La novela Amacoy fantasmas del viento surge a
partir de las vivencias de la autora en esta región selvática y exuberante, de
ríos y palafitos, de waraos, hombres blancos y mestizos, donde se conjugan lo
racional y lo mágico mítico en una simbiosis única.
Así dirá la protagonista:
Desde
muy niña, me absorbió ese mundo mágico warao.
Ese mundo circular, rodeado de agua llamado Hobahi, poblado de entidades sobrenaturales, seres inmateriales:
los Hebus, que habitan y
controlan las aguas, los Nabarao
las tormentas, o Hebu Kaunasa
los árboles. El principal y más poderoso de todos, era el Hebu
a Kanobo, nuestro
abuelo, que reside en la piedra sagrada custodiada por los wisiratu o chamanes más
importantes.
El desconsuelo teje
historias pasadas con un presente de dolor y enfermedad. La niña rubia con alma
de indígena que ha viajado por diversos países de Occidente anhelando siempre
el encuentro definitivo con la Selva Amazónica, regresa para entregarse a lo
desconocido.
El intercambio con los waraos constituye la
primera de muchas experiencias multiculturales de Mía, cuya historia de
pérdidas, despedidas, mudanzas y melancolía estará siempre rodeada de
intuiciones, premoniciones y voces fantasmales.
Esa vida marcada por la
tragedia está punto de extinguirse; inesperadamente,
la protagonista recibe un mensaje de los Amacoy, seres inmateriales que la
conducen hacia mundos desconocidos. Tras
la experiencia mística, Mía regresa con un mensaje de esperanza para ella y para la humanidad.
En Amacoy fantasmas del viento, Milagros ficcionaliza sus
experiencias para ofrecernos una novela llena de aventuras, sufrimiento y
esperanza.
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