Carmen Virginia Carrillo
Publicado en: En América
Cahiers du CRICCAL. La satire en Amérique latine formes et fonctions. Volume 2. La satire contemporaine. Nª 38. Paris: Presses de la Sorbonne Nouvelle.
2008. Pp. 27-33.
En los años setenta, en Venezuela se vive la
consolidación democrática del país. La década se inicia con la materialización
de los procesos de pacificación de la guerrilla alcanzada por el gobierno de
Rafael Caldera. Durante la primera presidencia de Carlos Andrés Pérez el país
vive unos años de calma gracias a la
bonanza alcanzada por al aumento de los precios del petróleo.
En la medida en que la
disidencia fue cediendo y las
instituciones culturales del Estado abrieron sus puertas a los artistas y
escritores disidentes, éstos pasaron a
ocupar cargos en los diversos organismos culturales, editoriales, programas de
televisión, revistas y universidades, talleres y becas. Muchos de aquellos artistas y
escritores, que en su momento
representaron la insurgente vanguardia literaria, alcanzaron lugares destacados dentro del campo literario.
Algunos de los poetas que se consolidaron en los años
setenta habían comenzado a publicar sus trabajos en la década anterior y
continuaban en la misma línea discursiva, sin embargo, aquellos que habían
optado por el discurso subversivo
suavizaron el tono político y contestatario de sus versos, sin dejar de
cuestionar las instituciones, pero haciendo uso de procedimientos textuales
como de la ironía, a través de los cuales demostraban su
desacuerdo con los acontecimientos que ocurrían en el país, de una forma menos
directa. Muchos de ellos alcanzaron la madurez de su escritura en las décadas posteriores.
Ya desde los años sesenta, tanto en Venezuela como en
el resto de América, la poesía había adquirido fuertes vínculos con la historia
contemporánea, las vivencias
inmediatas, la ciudad y la cotidianidad
en general. A su vez, algunos escritores, entre ellos los poetas, buscaban
evaluar la historia nacional y el
acontecer socio-político arremetiendo contra ciertos vicios de la sociedad. A
través de un humor a veces corrosivo, se enjuicia las convenciones de diversa
índole, y se desmitifica a los grandes íconos de la vida pública nacional.
En algunas de las
manifestaciones de la poesía de los años setenta encontramos una marcada
tendencia hacia el esteticismo, la poesía breve, elaborada y reflexiva. Nombres
como el de Alfredo Silva Estrada, Eugenio Montejo, María Fernanda Palacios dan
cuenta de estas tendencias. El gusto por el orientalismo tiene en Rafael
Cadenas uno de sus más extraordinarios exponentes. Poesía intimista opuesta al
exteriorismo de los años sesenta, que
todavía prosperaban entre algunos escritores cercanos al grupo artístico-literario
El Techo de la Ballena. Javier
Lasarte le adjudica los siguientes rasgos: “Imagen del imposible fulgor, los
cielos negados, la exclusión, la nocturnidad, la inmovilidad, la perplejidad,
la intemperie, la paradoja, la palabra sintética en y desde el silencio crispado. (Lasarte, 1999:277).
Como contrapunto de esta
poética del lirismo interior, dominante de la década, se escriben una serie de textos de marcado
carácter satírico cuya intención es ridiculizar a las instituciones y sus
representantes, a la par que ponen en
evidencia la descomposición moral de las
élites que conformaban el poder. Entre los escritores que apuntaron hacia esta tendencia se
encuentran Caupolicán Ovalles(1936-2001) y Víctor Valera Mora ,(1935-1984) de
cuyas obras nos ocuparemos en esta oportunidad.
Caupolicán Ovalles y
Víctor Valera Mora pertenecieron, junto a Luis Camilo Guevara, José Barroeta, y
Ángel Eduardo Acevedo a un grupo que se hacía llamar “la Pandilla de
Lautréamont”; los unía la amistad, el
gusto por la bohemia y el deseo de prolongar, en su ejercicio literario, la inflexión iconoclasta característica de El
techo de la ballena.
Los textos de
Ovalles y Valera Mora atacan con severidad las normas que rigen a la sociedad y
que, en la práctica, resultan injustas para un sector de la sociedad que no
tiene acceso al poder y sus
beneficios. El humor, la presencia de lo
grotesco y el absurdo les permiten desenmascarar la realidad abyecta que se
esconde tras la máscara de la rectitud y la coherencia oficiales.
Como sabemos, el
discurso satírico moderno, recurre a la utilización del sentido figurado para
elaborar de su juicio, por lo que demanda una mayor participación del lector,
quien debe revelar los sentidos ocultos. El texto satírico, al igual que el
irónico, evita la posibilidad de la identificación entre el lector y el objeto
que se pretende ridiculizar o la situación cuestionada y, de esta manera, logra
que el sentido de la crítica sea más drástico. Por su parte la ironía
establece, en el discurso poético, una oscilación entre lo íntimo (lo uno) y lo
ajeno (lo disperso) (Abuín, 1998: 121).
Copa de huesos (1972) de Caupolicán Ovalles,
obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en el género Poesía, en el año de
1973. El libro reúne poemas escritos en la década anterior, entre
ellos “Elegía a la muerte de Guatimocín,
mi padre, alias el globo”, que ya había sido publicado por El techo de la
ballena y textos inéditos, como el
que da nombre al libro. Algunos de estos textos siguen la línea del tan cuestionado poema ¿Duerme
Ud. Señor presidente? de 1962, en el
que Ovalles ridiculiza la figura del entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt; texto en el que se percibe una
manifiesta intención de degradar el poder representado en la figura del
presidente; discurso contra-hegemónico que da cuenta del conflicto socio-
político reinante en los inicios de la democracia venezolana;
pone en duda la legitimidad de la moral y las leyes representadas
en la figura del presidente y
escandaliza a través del sarcasmo y la burla directa:
El Presidente vive gozando en su palacio,
come más que todos los nacionales juntos
y engorda menos
por ser elegante y traidor.
Sus muelas están en perfectas condiciones;
no obstante, una úlcera
le come la parte bondadosa del corazón
y por eso sonríe cuando duerme.
los mayoritarios dueños de inmensas riquezas
es un perro que manda,
es un perro que obedece a sus amos,
es un perro que menea la cola,
es un perro que besa las botas
de caché.
Su barriga y su pensamiento
de todas las ciudades.
Con sus manos destripa virgos
y
como una vieja puta
es débil y
orgulloso de sus coqueterías.
Se cree el más joven
y es un asesino de cuidado.
(1972:61-64).
En uso de razón (1963) es un
extenso poema de este libro, que nos permite ver cómo la poesía de
Ovalles busca cuestionar, a través de la
sátira, la situación que vive el país.
Está escrito en catorce partes, trece de ellas subtituladas con la frase que da
nombre al libro “EN USO DE RAZÓN”; en
algunas oportunidades ampliado como por ejemplo: “EN USO DE RAZÓN SE AVECINAN
COSAS EXTRAÑAS”, “EN USO DE RAZÓN SE AVECINA EL CÁDILAC” y una última sección
titulada: “TOCO BOTELLA PUES SOY AGUARDIENTOSO”. En el texto se arremete, de forma agresiva e irreverente, contra
las instituciones sociales representadas en personajes como sacerdotes, monjas, capitanes, tenientes,
doctores, ingenieros y diputados.
Si bien el tono sarcástico y la abyección son los predominantes, en
algunos momentos el humor se apodera de la escena. La propuesta
estética, fundamentada en la irreverencia y la perversión, quebranta los
fundamentos éticos tradicionales, construye una nueva identidad personal,
colectiva y nacional sobre las bases de la conciencia desbordada. La ironía
constituye el procedimiento textual predominante. La escritura de Caupolicán Ovalles
transgrede la formalidad de la cultura institucionalizada, a través de la ironía, el sarcasmo y el
humor. Poesía contestataria que arremete contra
el poder y las instituciones. Escritura que hace uso de la oralidad, del
discurso coloquial, con sus rupturas sintácticas y semánticas, que tiende a la
narratividad. El tratamiento que Ovalles da a los temas
históricos se adscribe a la actitud transgresora y subversiva de su poética, en
tanto que utiliza personajes que
representan el poder hegemónico, para parodiarlos y cuestionar la verdad de los
acontecimientos que la Historia ha institucionalizado. A través de la ironía[1] se
degradan el poder, las instituciones, la
moral y las leyes.
Los textos de Ovalles construyen
un universo anárquico y libertino en el que se hacen presentes diversas formas
de trasgresión. El poeta busca desacralizar el universo poético al distanciarse
de los temas consagrados por la tradición y acercarse a lo marginal y lo
sórdido con sarcasmo.
En las bodegas de
fúnebres sombreros mean las cajas
de cartón las cajas mujeres-de-fieltro
en su cosa
mujeres-cielos-rasos sus sexos bombillas
disparadas por el centro y cuelgan
además mujeres
entre dientes de libidinosos perros
manchados cuelgan además bodegas
(Ovalles, 1972:
57).
Copa de huesos, el poemario que cierra y da
nombre al libro, sigue la línea de los
anteriores -poemas largos que juegan con la disposición tipográfica- sin embargo, en esta oportunidad éstos van
precedidos de textos muy cortos escritos en prosa. La novedad que este conjunto
ofrece radica en los textos en prosa y en el diálogo que se establece
entre los dos grupos de textos. En lo que respecta a los cortos, nos
encontramos ante la presencia de un
discurso cuya retórica simula una
´crónica de indias`, en ellos se construye un universo imaginario fundacional
que comienza marcando sus fronteras: “Confina por el Norte con los países
incógnitos” (Ovalles, 1972:192) luego describe la zona: “El aire es húmedo en
la costa, pero sutil, puro y ligero conforme se acerca a las montañas. El
temple es de primavera y del otoño es el más feliz; el invierno tiene días de
un frío excesivo, y el verano de un
calor mortal. Lo que es menos tolerable es la plaga asombrosa de insectos
asquerosos” (Ovalles, 1972:194).
Contrastando con el mundo descrito en los textos
cortos, los poemas largos, escritos en
verso, muestran un mundo desarticulado, fragmentado y anárquico en el cual el
absurdo de la muerte invade las escenas.
Como parte de esa compleja visión del mundo, en los poemas largos se
establece una relación intertextual con la historia de España y con el proceso
de la conquista y colonización de América. El hablante trastoca el orden de los
acontecimientos y yuxtapone los tiempos -el pasado bajo el mando de la corona y
el presente bajo la sumisión al imperialismo norteamericano- para cuestionar
una situación de dominio que se rechaza:
Será que nos estamos metiendo el dedo en la nariz
todo el tiempo
que desean
los
amansa cadáveres del norte?
o será
que ROCO FELLER es el Rey
de
España
y
tiene derecho y dominios sobre
nuestro bello país?
¿He beisbeis?
¿IS O NO IS?
¿YULAIQUE?
O
SERA QUE
DOÑA JUANA, POR LA
GRACIA DE DIOS
REYNA DE CASTILLA,
DE LEÓN,
DE GRANADA, DE
TOLEDO, DE GALICIA,
DE SEVILLA, DE
CÓRDOBA, DE MURCIA,
DE JAEN, DE LOS
ALGARBES,
DE ALGECIRAS, DE
GIBRALTAR, Y DE LAS
ISLAS DE CANARIAS,
Y DE LAS INDIAS,
ISLAS Y TIERRA
FIRME DEL MAR OCÉANO
¿ESTÁ LOCA?
y le ha dado de pleno derecho
el disfrute
de todo
esto
a RICO FELLER?
(Ovalle, 1972:209-210).
El
tratamiento que Ovalles da a los temas históricos se adscribe a la
actitud transgresora y subversiva de su poética, en tanto que utiliza personajes que representan el poder
hegemónico, para parodiarlos y cuestionar la verdad de los acontecimientos que
la Historia ha institucionalizado.
La
gloria de tener un tío Coronel
casi
casi
todo se lo tiene resuelto
y
algún contrabando también
¡TODO!
Esto
si usted tiene la suerte de tener un tío
Coronel
Se
multiplica
CUANDO
ES JEFE DE LA FUERZA
O EL
QUERIDO coronel
La
vida o la patria nos lo llevan
A
NADA
MENOS
QUE
CAPITÁN
GE
NE
RAL
(Ovalles, 1972 :285)
Víctor Valera Mora (Valera, 1935-1984), el Chino
Valera, estudió en la Universidad Central de Venezuela en los años en que
comenzaban a organizarse los movimientos subversivos. En 1961 se graduó de sociólogo; ese mismo año se incorporó a la célula de guerrilla urbana
y publicó su primer poemario, Canción del soldado justo; una
década más tarde apareció Amanecí de bala, luego vendrían Con un pie en el estribo (1972) y 70 poemas
stalinistas (1979) que obtuvo el
premio CONAC de Poesía en 1980. Poesía lúdica que desmitifica a los grandes
íconos de la vida pública nacional, que se ubica en la periferia de la
institucionalidad y desde ahí arremete contra los valores tradicionales, se
burla de ciertos mitos
y convenciones sociales para luego proponer un nuevo orden, el de la
Revolución.
Al igual que Ovalles, Valera Mora, desacredita
ciertos valores sociales y políticos a
través de la sátira. En sus textos se cuestiona y ridiculiza la actuación de los grandes jerarcas de la
Iglesia y de la política y se pone en
evidencia el contraste entre las clases.
La imagen del antihéroe que encontramos en “Amanecí de bala”, texto que da
nombre al poemario, pone en evidencia el
giro que da la escritura de Valera Mora
de una a otra década:
amanecí bien magníficamente bien todo
arisco
hoy no cambio un segundo de mi vida por una
bandera roja
mi vida toda la cambiaría por la cabellera de
esa mujer
alta y rubia cuando vaya a la Facultad de
Farmacia se lo diré
seguro que se lo diré asunto mío
amanecer así
(Valera
Mora, (1971) 1994:177).
El entusiasmo revolucionario cede paso al
escepticismo cuestionador, sin que por ello abandone la actitud comprometida.
La ironía y el sarcasmo serán, en su segundo libro, los instrumentos filosos de
la denuncia. Para ese entonces, Valera
Mora se había distanciado del partido comunista venezolano, que había
abandonado la lucha armada, y se había adherido al movimiento que se
mantenía en el combate: el Partido de la Revolución Venezolana y las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (PRV-FALN), fundado por Douglas Bravo, Fabricio Ojeda y
Francisco Prada en 1966.
Su poesía,
mezcla de irreverencia y
militancia, quería llegar a un público amplio y variado, de ahí el uso de un
lenguaje directo, con predominio del tono narrativo, escrito en oportunidades
en versos largos que muchas veces adquieren un ritmo recitativo o en versos muy
cortos. Sus poemas rompen con el tono grandilocuente característico de la
poesía política y construyen un universo discursivo en el cual los ideales
revolucionarios se articulan desde lo cotidiano y lo inmediato. Así dirá en El
Apocalipsis según san Eduardo Gorila Frei” :
Bienaventurados
los que lavan las manos manchadas con la sangre
de
los patriotas chilenos
para tener derecho al árbol de los
crímenes
y
entrar por la puerta que da acceso al reino de las escatologías.
Fuera
obreros, campesinos, estudiantes, artistas, sabios
y todos los que aman y practican la
verdad.
(Valera
Mora, 1994:271)
En la poesía de Valera Mora se parodian distintas formas discursivas,
entre ellas, la historia, la tradición literaria, el discurso tecnológico, el western y el discuros político.
Encontramos también ciertos
juegos de lenguaje en los que la intertextualidad paródica da cuenta de una
tradición cultural de la que el autor se ha apropiado para re-figurarla en un contexto propio, como ocurre con estos
versos que parodian el famoso poema de Mallarme “Un golpe de dados”: “Un golpe de chigüire en el azar/jamás podrá
abolir el codillo” (Valera, 1994:241).
En el caso de Valera Mora la ironía y el sarcasmo
dan cuenta de una postura ética que se niega a abandonar los ideales
revolucionarios y rechaza la postura no comprometida de los escritores e
intelectuales, tal como puede verse en estos poemas:
Juego Limpio
Los
escritores que le viven
Buscando
cuatro patas
Al
triángulo y luego dicen
Que
no les importa la política
Deberían
cortarse los cojones
Y
echárselos a los cochinos
(Valera, 1994: 275)
Ciencia triste
Ciertos economistas venezolanos
Se rebanan los sesos
Hablando del producto nacional
bruto
Esos pobre diablos lenguas de palo
Deberían de una vez por todas
Hablar del producto colonial
inteligente
Y empatarse en una de liberación.
(Valera, 1994:268)
El carácter irreverente y desenfadado del discurso
poético de estos dos integrantes de La pandilla de Lautrémont enfatiza
la actitud cuestionadora del hablante frente a unas estructuras de poder que se
rechazan. En los textos, a través de la parodia y la sátira, se ponen en entredicho los valores consagrados
y se degradan roles, figuras,
jerarquías.
BIBLIOGRAFÍA:
ABUÍN GONZÁLEZ Ángel. 1998. “El poeta como homo
duplex: Ironía romántica y
multiplicidad enunciativa”. En
Fernando Cabo Aseguinolaza, Germán Guillón
(Eds.): Teoría del poema: la enunciación lírica. Ámsterdam: Rodopi. Pp. 111-158.
LASARTE,
Javier. 1999. “Trayecto de la poesía venezolana de los ochenta: de la noche a
la calle y vuelta a la noche”. En Kart
Kohud (ed.) Literatura venezolana hoy. Historia
nacional y presente urbano. Madrid:
Iberoamericana. Pp. 277-291.
NOGUEROL, Francisca. 1995.
La trampa en la sonrisa. Sátira en la narrativa de
Augusto Monterroso. Salamanca: Universidad de Sevilla.
OVALLES, Caupolicán. 1972. Copa de
huesos. Caracas: La gran papelería del mundo.
VALERA MORA, Víctor. 1994. Obras completas. Caracas:
Fundarte
[1] Pierre
Schoentjes explica la concepción que
tiene Schaerer de la ironía en tanto mecanismo de desdoblamiento. Considera
Schoentjes que para Schaerer el dualismo es fundamental ya que a través del mismo “busca encontrar las implicaciones examinando
los juegos de inversión que conducen a la paradoja y al equívoco.” (Schoentjes,
(2001) 2003:40).
.
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